La tejedora

Estaba obsesionada en un hombre que nunca había reparado en ella, a pesar de que siempre disponía para él las mejores telas que confeccionaba en su taller. Para llamar su atención, se hizo el firme propósito de preparar una tela nunca vista con la que quedase prendado… y se puso a ello. Disponía cautelosamente los hilos, uniéndolos con destreza y gravando un único pensamiento en todos ellos “tiene que ser para mí”. Con esa idea preparaba la urdimbre que cada día colocaba cuidadosamente en el telar, pensando que llegaría a formar una pieza de propiedades mágicas. Un tejido con el que podría atrapar su voluntad y hacer con él, el objeto de lo que se había convertido en una pasión enfermiza. Y así fueron pasando semanas, meses, muchos años, en la que la tejedora fue urdiendo la trama que formase su deseada tela. Una vez la hubo acabado la extendió esplendorosa en una larga mesa de su tienda y esperó a que viniese el que debía ser su hombre, el hombre que poseería al doblegar su voluntad. Cuando éste atravesó la puerta de la tienda vió la tela, pero ni tan siquiera hizo ademán de cogerla.
"¿No te gusta?" acertó a preguntarle la tejedora con cara de asombro.
"Si. Es muy bella. Sus tejidos son los mejores y los bordados son magníficos. La has trabajado mucho y muy bien, pero no voy a comprártela"
"¿Por qué?"
"Tu tela es tan exclusiva que no la utilizaría por temor a estropearla. No podría exhibirla porque me tendrían envidia al poseer su belleza. Entonces tendría que guardarla en una armario y ahí no me sería útil"
El esfuerzo, la fabulación que la tejedora había tramado en su telar durante años contra aquél hombre devino inútil. Y es que no hay como emplear adecuadamente las preposiciones para saber de su eficacia.
2 comentarios
Para cielodescubierto tejiendo besos universales -
cielodescubierto -
Besos sin telar. ;)